Sé tu héroe

Estás en una discoteca. Bailas. La música recorre tu cuerpo. Estalla en tus oídos. Y delante de tus ojos, tu chica, esa que aún no tiene nombre, esa que te paraliza, y te subyuga. Quieres acercarte, aproximarte a ella, y dispararla con una pregunta: ¿Cuál es tu nombre?

Pero el miedo te puede. La vergüenza te paraliza. O vete tú a saber qué es. Sea lo que sea, hay algo que te impide acercarte a ella. Y después, cuando ya ha caído la noche, y llegas a casa, te miras al espejo y lloras. Te reprochas y te dices que eres un inútil, un cobarde, un incapaz.

Te has apuntado a un curso de monitor del tiempo libre. Piden un voluntario, alguien que salga en medio de la pista para mostrar cómo hacer la dinámica, y tú te mueres de ganas de salir ahí fuera, de ponerte en medio de tus compañeros, de ser en el centro de sus miradas por un momento, pero sucede que te quedas sentado en la silla, mirando, como otra persona se adelanta a ti, y se convierte en ese alguien que no eres tú.

Y te quedas en la silla, al borde de la lágrima, al borde del llanto, porque te dices que no sirves ni para despegarte de la silla, y tu único mantra entonces es: cobarde, cobarde, cobarde… Y te insultas. Te golpeas. Todo tu cuerpo amoratado de espanto. Para. Detente. Y… ¡Salta! La vida es para los vivos.

Vida con miedo
Vida con vergüenza
Vida con tristeza
O con agonía.

Pero vida. Vida, al fin y al cabo.
Y tú la tienes. ¿Sabes?

La vida se escurre de las manos, y las oportunidades tienen su orgullo.

Así que hazlo.
Hazlo con miedo.
Piensa, ¿qué es lo peor puede pasar?

Mañana volverás a ver el sol. Y el mar. Y sentirás el aire en tu rostro.

Y tú, habrás sido un héroe por un instante.
Tu héroe.